Unos dos mil cañetinos llegaron hasta el centro de la ciudad para recibir los restos de los adultos mayores que murieron en la tragedia del pasado domingo al interior del Hogar Digno Atardecer. Acompañados de un dispositivo policial desde su salida del Servicio Médico Legal de Concepción, a eso de las 14.50 horas, llegaron los carros fúnebres hasta la parroquia Nuestra Señora del Carmen.
En la avenida Presidente Frei, ingreso norte de Cañete, habÃa vecinos con pañuelos blancos esperando el paso de los carros mortuorios. “Cañete está de luto (…) esta tragedia nos tocó a todos. Fue horrible que nuestros adultos mayores tuvieran que partir de esa manera, por eso, salimos a darles la bienvenida a la tierra que los vio nacer”, señaló MarÃa RodrÃguez, una de las cañetinas que hondeó su pañuelo y dejó caer varias lágrimas.
En el centro de la comuna siete ataúdes fueron bajados por sus familiares en medio de profundas escenas de dolor hasta el interior de la capilla católica de la ciudad histórica. Los restos de Ana Palacios se fueron directo hasta la localidad rural de Ponotro, lugar en que esperaba su familia. En tanto los restos de MartÃn Llaupe llegaron pasadas las 18.30 horas. Fue asà que siete vÃctimas fatales del incendio del asilo de ancianos recibieron el responso ecuménico de los sacerdotes cañetinos.
Cuatro dÃas debieron esperar los deudos para velar a los abuelitos que perdieron la vida en el voraz incendio que destruyó la casa de acogida en que vivÃan. “Por un lado dolor y por otro alegrÃa, ya que fue una semana de larga espera, y hoy, ya estamos en Cañete”, dijo angustiado Milton Vera, sobrino de VÃctor Vera. “La angustia fue tremenda desde que supimos que la habÃamos perdido (…) ahora estamos tranquilos para estar con ella unas pocas horas”, relató MarcÃa DÃaz, nieta de Emilia San MartÃn.
Un ambiente de tristeza y resignación acompañó el responso que se les brindó en la iglesia católica de Cañete. Pocos pudieron no quebrarse y no derramar una lágrima, es que la pena de perder a los ancianos fue tal que fue un duro golpe a toda la ciudad. “La herida está abierta y el dolor es inmenso (…) eran como nuestras guaguas, ya si los cuidábamos. No entendemos como sucedió esta terrible tragedia”, narró entre sollozos la presidenta del Comité Ayuda al Anciano, MarÃa de los Ãngeles Galilea.
Tras el final de la misa de recibimiento los restos se dirigieron hasta el lugar en que fueron velados. MartÃn Llaupe a Tirúa, Emilia San MartÃn a Llenquehue, Ana Palacios a Ponotro, Margarita Bizama a Angol, Vitermino Segura y VÃctor Vera a la capilla Jesús de Nazareth de la población Sargento Aguayo. Flaviano Bizama a casa de unos familiares en avenida Presidente Frei, Inés Rivera y Armanda Pastor en los velatorios parroquiales del centro de Cañete.
Daniel Roa.